Cada año, el fervor de miles de devotos transforma Quillacollo en un vibrante mosaico de danzas, música y tradición durante la celebración en honor a la Virgen de Urkupiña. Este evento, que representa la máxima expresión de la fe en Cochabamba, vio a alrededor de 80 fraternidades folklóricas unirse en una peregrinación de más de cinco kilómetros que culminó en el templo de San Ildefonso, donde se venera a la imagen de la "mamita milagrosa".
La festividad comenzó temprano, a las 9:00, pero el desfile se extendió hasta la noche, con las calles de Quillacollo inundadas de color, melodías y coreografías ingeniosas. La entrada folklórica, iniciada por el alcalde Héctor Cartagena y otras autoridades, presentó mejoras en varios puntos de la ruta, incluyendo el Prado y la plaza 15 de Agosto, ahora peatonal.
Participaron bailarines provenientes de Cochabamba, Santa Cruz, La Paz, Oruro, Sucre y Potosí. René Valdez, presidente de la Asociación Folclórica Virgen de Urkupiña, destacó que, aunque esta gestión no presentó grandes diferencias con las anteriores, se celebró con una devoción renovada. Las fraternidades, cargadas con imágenes de la Virgen, ingresaron al templo en señal de respeto, a veces de rodillas.
Las peticiones a la Virgen son tan variadas como los devotos que llegan a la festividad. Camila Vargas, de Santa Cruz, pidió estabilidad económica en tiempos difíciles, mientras que Gustavo Montaño, desde Argentina, solicitó salud para su madre. Aunque las historias y motivos son diversos, todos comparten una fe común en los milagros de la Virgen. Algunos participan en agradecimiento por las bendiciones recibidas.
El evento no estuvo exento de desafíos. A pesar de los esfuerzos por organizar los espacios de venta, el desorden causado por los vendedores informales generó largas filas y bloqueó el paso en varios puntos. La Policía desplegó cerca de 2,000 efectivos, incluyendo refuerzos de Sucre y Oruro, para garantizar la seguridad y el orden. El transporte público también se adaptó a la demanda, con el tren metropolitano convirtiéndose en una opción popular entre los asistentes.
La afluencia de devotos resultó en una gran cantidad de basura, pero algunos aprovecharon la oportunidad para reciclar. La Alcaldía desplegó trabajadores para mantener las calles limpias y evitar focos de contaminación.
La festividad continúa el 15 de agosto con una misa central y una peregrinación nocturna hacia el calvario. Además, el viernes se llevará a cabo la tradicional visita al cerro de Cota y la misa en el Santuario de Urkupiña, junto con los ritos asociados a la extracción de piedras.
El impacto económico de la celebración es significativo, moviendo aproximadamente 79 millones de dólares en tres días. La venta de artesanías y los trajes innovadores con luces y colores añadieron un toque especial al evento. Sin embargo, la festividad enfrenta el desafío de ser reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
A pesar de los inconvenientes, la pasión y el compromiso de los devotos brillaron con intensidad, ofreciendo un espectáculo inolvidable de fe y cultura que, sin duda, continuará enriqueciendo la tradición de la Virgen de Urkupiña" año tras año.
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